Una sirena huasteca que se baña en Semana Santa
De letra triste y sentimental y ritmo lento, la Petenera es un palo del flamenco que consta de una estrofa de cuatro versos octosílabos, repetidos y alargados mediante la adición de un ripio. Para la definición del DRAE, se trata de un aire popular con semejanzas a la malagueña. Parece ser que su nombre lo toma de una cantaora gaditana del siglo XVIII, llamada por ese mote. De hecho, la letra de la canción suele jugar con esa curiosa apelación; en el ejemplo cantado por Anïas Oliveras, se repite la estrofa tradicional: “Petenera, petenera, quien te llamó petenera/ no te supo poner nombre/ que tú te habrías de llamar/ la perdición de los hombres”.
Si la versión más andaluza la podemos oír aquí cantada espectacularmente por José Meneses en una escena de la película de Saura “Flamenco”, lo cierto es que hay “peteneras” muy famosas, como la que interpretó García Lorca acompañando al piano a La Argentinita en una histórica grabación o las que Sarasate escribe para violín y piano.
Petenera. José Meneses.
En el Café de Chinitas. Andalusian song. Text and music written and arranged, and performed here by Federico García Lorca, sung by La Argentinita. From the album Canciones Populares Antiguas (1931)
Pero su origen se ha discutido mucho y hay quien la cree natural de América, vinculándola a la región de Petén en Guatemala (Núñez Faustino, Diccionario de la música española e hispanoamericana, p. 741; Vincensini, Cyril, notas al CD México/Mexique La Huasteca, p. 28-29) o relacionándola con la música del barroco en el virreinato de Nueva España, como la que L’Arpegiatta recupera con la participación Pepe Habichuela y las voces de Lucilla Galeazzi y Béatrice Mayo:
Aunque, según lo que Guillermo Prieto menciona en su libro Memoria de mis tiempos, “La Petenera” llega a México antes de la Independencia llevada por una “chunga de andaluces” y se aclimata perfectamente. Sobre todo, la encontramos instalada en la zona de Veracruz, integrada en los repertorios jarocho o oaxaqueño, recorriendo otras localidades y mezclándose en sones de Guerrero y de Michoacán, como las que interpretan “Tembembe Ensamble Continuo” o el Grupo Segrel durante el Festival de Música de Morelia en 2010.
Tembembe Ensamble Continuo – Petenera en versión de son de Guerrero.
Grupo Segrel en el Templo de las Rosas de Morelia. Festival de Música de Morelia Miguel Bernal Jiménez 2010. Xarab, sarao y jarabe. Petenera antigua, Colección de canciones y jarabes mexicanos (s. XIX).
Compartiendo algunas estrofas con la original andaluza, la petenera hausteca –una de las más importantes del acervo tradicional mexicano- ofrece una variante e incorpora un elemento completamente propio, la sirena, que aparece en numerosas versiones como hechicera que roba el alma de los marineros: así, en el ejemplo maravilloso que cantan los Tlen-Huicani:
la sirena se embarcó
en un buque de madera
como el viento le faltó
(…) no pudo llegar a tierra.
A medio mar se quedó
cantando la Petenera.
Conocí la embarcación
que el rey de España tenía,
también la tripulación
y aquel que la dirigía
era Cristóbal Colón
que a la América venía.
Cuando el marinero mira
la borrasca por el cielo,
alza la cara y suspira,
(…) y le dice al compañero
‘si Dios me salva la vida
no vuelvo a ser marinero’
Inti Illimani nos advierte en una peculiar petenera de que a la sirena bonita y pecadora, tan atrevida como para bañarse en plena Semana Santa, ya que en el fondo no es sino un “animal”, siempre es más prudente abstenerse de besarla.
Pero sea como fuere, en relación al origen y desarrollo de esta pieza transatlántica, de acuerdo con lo que comenta Pedro Miguel en el artículo “Navegaciones” de La Jornada: “La tesis que mejor me acomoda es que la canción nace entre las plañideras de los velorios, lo que explicaría el jugo trágico y sin esperanza que rezuma en casi todas sus coplas y en todas las latitudes donde viven peteneras. Es significativo que, independientemente de sus orígenes, en este lado del Atlántico La Petenera se viste con ritmos más animados que la “entonación mayestática, de matices inconfundiblemente litúrgicos” y los tonos musicales sombríos y desgarrados que exhibe en Andalucía, se adorna con coplas históricas y hasta pícaras, pero conserva, en lo fundamental, los temas tristes y sórdidos, hermanados con la muerte trágica, el amor mutilado, la vida desgarrada por su propio sinsentido. Los pregones “madre de mi corazón” o “alma de mi corazón” (intercalados en cuartetas que son convertidas en quintetas o sextetas por la repetición de dos versos), son remplazados por “ay, solita, ay, soledad” (en las peteneras veracruzanas) o por “ay, la, la, la” (en el caso de las huastecas).
De este lado del mar, por lo demás, la pobre Petenera sigue siendo “una mala mujer”, “perdición de los hombres”, y de salir de noche y volver en la madrugada” o, incluso, “en la mañanita”. Ello no impide que, cada vez que fallece, grandes multitudes sigan su cortejo fúnebre: “La Petenera se ha muerto / ya la llevan a enterrar / y no cabe por las calles / la gente que va detrás”. ¿Es La Petenera una devoradora, una arruinadora de hombres? Puede ser. Prefiero pensar que se trata, simplemente, de una metáfora de la vida, que es difícil de cantar, esquiva y conflictiva, fatal por necesidad, bonita pero temible y, sobre todo, muy llorada cuando se termina.
En todo caso, a La Petenera , ya sea gaditana o malagueña, son de tarima de Tixtla (Guerrero), son veracruzano o huasteco, canto oaxaqueño de San Pedro Huamelula, poema lorquiano, composición contemporánea de Javier Álvarez o rola tocada por Inti Illimani con acentos andinos, le viene bien lo que dice Cuesta Arana, que es música “para entonar una leyenda de amores turbulentos y navajas afiladas, tan a modo en la época de gente del bronce, una estela negra de romanticismo tardío, facundo, pasional y alunarado”.
Más peteneras para escuchar desde aquí, son nuestras preferidas “El Punto de La Habana” cantada por Joaquín Díaz, las del “Trío Guardianes de la Huasteca” y el son istmeño de “Los Folkloristas”
Trío Guardianes de la Huasteca
Los Folkloristas
Joaquín Díaz
Muy bueno este artículo, ¡menudo trabajo! Si que el otro día cuando se habló de México eché de menos que no se hablara de la música huasteca, aunque no sé de ella mucho, pero me parecía que podría incluirse, así como el huapango, por lo menos a mi me gusta bastante.
Date: Sun, 20 Apr 2014 11:27:30 +0000 To: crtembleque@hotmail.com