Las cartas de la virreina desde Nueva España
La profesora de Literatura Latinoamericana Beatriz Colombí, miembro del equipo de investigación y conferenciante en esta II edición del Seminario de Estudios Virreinales, en su charla del 18 de febrero sobre literatura epistolar, nos adelantará la inminente publicación en Iberoamericana de las cartas autógrafas de la condesa de Paredes y marquesa de la Laguna, María Luisa Manrique de Lara y Gonzaga, virreina de Nueva España y protectora y mecenas de Sor Juana Inés de la Cruz.
La edición de dichas cartas que Beatriz ha preparado junto a la directora de la Biblioteca Latinoamericana de Tulane University, la Dra. Hortensia Calvo, incluye su reproducción en facsímil, la versión paleográfica y modernizada de las mismas, su descripción física y su contextualización archivística, un importante y revelador estudio por parte de ambas especialistas, datos biográficos e históricos, así como otros elementos que colaboran a dibujar mejor la época, los avatares y las circunstancias que rodearon su redacción.
Halladas en los fondos de la Latin American Library de la Universidad de Tulane, la correspondencia inédita de Lysi, Lisis, Lísida o Filis, los nombres bajo los cuales la esconderá Sor Juana en su poesía, permite acceder a la personalidad de la virreina, a sus intereses, su visión de México, su estancia en Nueva España, sus afectos, así como al papel jugado por la mujer en el entramado colonial y en el conjunto del siglo XVII hispánico.
El juego de reenvíos no concluye aquí, por ser una de las remitentes María Guadalupe de Lencastre, duquesa de Aveiro y prima de Lysi, a quien sor Juana dedicara también un romance epistolar. En la carta que María Luisa Manrique le dirige, la más rica y extensa, ésta le habla de la monja jerónima, le explica sus orígenes humildes –criada “en un pueblo de cuatro malas casillas de indios”- y alaba su disposición e ingenio.
Pero además el texto, que combina la nota privada, incluso de carácter íntimo, con lo público, nos presenta a una virreina bastante informada del entorno, curiosa e interesada por las condiciones geopolíticas que se estaban viviendo, no sólo en Nueva España.
Recordemos que es de mano de la Condesa de Paredes y gracias a su mecenazgo que Sor Juana conseguiría publicar su obra en España. De modo paralelo, las editoras subrayan en su introducción cómo “fascinada por los destellos y las virtudes de la virreina, y movida por las exigencias formulaicas del sistema de patronazgo, sor Juana poetizó los más diversos momentos de la residencia de María Luisa en tierra mexicana. El ingreso festivo a la ciudad, los agasajos oficiales, el embarazo, el nacimiento de su hijo José, los paseos por las huertas (…), sus encuentros en el convento de San Jerónimo, los cumpleaños y festejos en Palacio, los efectos de su imbatible belleza, el dolor de su partida, entre muchas otras escenas, circunstancias y pormenores que rodearon a su vida americana” (10).
Es decir, para un retrato más completo de la mujer y de su papel histórico –ya no sólo el simbólico o doméstico que siempre se atribuye a las virreinas americanas-, estas cartas inéditas constituyen un magnífico descubrimiento que coloca el género epistolar en el corazón de cualquier análisis interesado en la reconstrucción de las redes transatlánticas y de los circuitos del poder colonial.
Gracias por compartir este material histórico tan valioso.
Mil gracias por la sugerencia