Decimosexta sesión: mujeres en la épica culta colonial
En la sesión de ayer la profesora Lise Segas expuso un panorama muy completo sobre los tipos de personajes femeninos que encontramos en la épica culta colonial americana. En un primer momento, la profesora Segas estableció el corpus de obras en las que se centró para su análisis de estas figuras: De Cortés valeroso y Mexicana, de Gabriel Lasso de la Vega (1588 y 1594), Elegías de varones ilustres, de Juan de Castellanos (1589) y El peregrino indiano, de Antonio de Saavedra Guzmán (1599). Tras contextualizar el momento de producción de cada obra, así como su difusión, fuentes, etc., Segas habló de la presencia femenina planteada en términos de negación y contraste.
La mujer es esencial en el género épico, como toda alteridad: sin vencidos no hay vencedores, sin indios no hay españoles y sin mujeres no hay hombres. De este modo, la profesora Segas estableció una tipología muy completa de personajes femeninos: las hechiceras, las santas, las mujeres españolas vinculadas con la conquista, las mujeres vinculadas a historias de amor y las mujeres indígenas y negras históricas. Tras explicar brevemente el personaje de la mujer vinculada a la conquista, que puede ser acompañante, esposa, hija o madre, tanto como luchadora (como Mencía de la Araucana o Inés de Córdoba en el Purén indómito), la profesora Segas se centró en las mujeres vinculadas a historias de amor.
Estas historias de amor se mueven entre la endogamia y la exogamia, pero es sobre este último tipo de relación sobre la que Segas llamó más la atención: ¿cuál es la relación de poder que se establece entre hombres españoles y mujeres indígenas?, ¿en qué medida la derrota de la india está marcada por la conquista y dominación del territorio?, ¿cómo opera esa conquista en los cuerpos de las mujeres? El bautizo cobra una gran importancia, puesto que conlleva la integración de la mujer a la cultura dominante; pero aquellas mujeres que se resisten al poder son desautorizadas.
Finalmente, la profesora Segas concluyó que la representación de las mujeres nos dice más del mundo que se quiere proponer que el que realmente existe, puesto que la mujer nunca tuvo la palabra. Sus cuerpos funcionan como objeto de control sobre el que se impone la dominación erótica y religiosa.
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