A partir de un estudio crítico con la noción de archivo colonial y de los usos del término en las últimas décadas, el primer objetivo del proyecto radica en explorar sus márgenes, aquellos territorios de su ordenación que no se consideraron vitales para el proyecto imperial.

En primera instancia, entonces, el término periferia se estudiará desde un perspectiva locativa, tratando de cartografiar la producción escritural de las Indias occidentales en sus sectores menos transitados para comprobar que suele ser en los intersticios y fisuras de la oficialidad donde se producen las manifestaciones más genuinas, transgresoras y singulares de la cultura de los virreinatos. En el borde del sistema de valores establecido, en los laterales de las jerarquías genéricas y aparte de lo instituido surgen y fructifican las mezclas, hibridaciones, las verdaderas novedades de lo americano desde sus orígenes en la colonia hasta nuestros días.

El término periferia se estudiará desde un perspectiva locativa, tratando de cartografiar la producción escritural de las Indias occidentales en sus sectores menos transitados para comprobar que suele ser en los intersticios y fisuras de la oficialidad donde se producen las manifestaciones más genuinas.

Así pues, en el catálogo de la periferia figurará:

  • la historiografía producida por los vencidos acerca de cómo lo fueron -de cómo fueron subyugados-;

  • las escrituras mestizas, heterogéneas;

  • las relaciones de frontera que atraviesan la marca de la narrativa ficcional para establecerse del otro lado de su propia veracidad;

  • las cartas y memorias gestadas desde el silencio conventual, la tierra de nadie de una –hasta entonces- ninguneada producción femenina;

  • las expresiones de disidencia;

  • los relatos de levantamientos, traiciones y motines fuera de la expresividad de la magnificencia y el poder;

  • las confesiones de un rey oprimido dictadas en la lengua del opresor;

  • las épicas ensalzadoras del enemigo;

  • las primeras expresiones de un pensar criollo sin parangón ni antecedentes, las formas veladas de un ritualidad de resistencia, etc.

Sin embargo, resulta sorprendente la constatación de que, en todos los ejemplos citados, el comportamiento liminar de los mismos encierra complejidades no reducibles a una mera cuestión de lugar de enunciado. Pensamos, por el contrario, que la categoría de lo periférico implica mucho más que una mera disposición geográfica. Entraña consecuencias políticas, enunciativas, gnoseológicas y atañe a textos que, debido a una razón u a otra, se generaron en las fracturas de lo canónico. De este modo ocurre con crónicas letradas, eruditas, que en el XVII reescriben las historias de sus territorios, marcando una voluntaria distancia con la metrópoli y permitiendo iniciales emergencias identitarias. E igualmente sucede con documentos de crítica y oposición, con defensas de la idiosincrasia nativa o del “buen gobierno” autóctono; con descripciones corsarias de los enemigos de la corona; o bien, en las aventuras decepcionantes de conquistadores cuya frustración narrativa no coopera a la propaganda de la política metropolitana.

Pensamos que la categoría de lo periférico implica mucho más que una mera disposición geográfica. Entraña consecuencias políticas, enunciativas, gnoseológicas.

En otros casos, la situación de periferia se aloja y pertenece al propio sujeto enunciador que la hace suya, la internaliza: sujeto heterogéneo, “atrapado entre dos mundos”, o bien, individuo mestizo, no en cuanto a raíces étnicas, sino respecto al tensionado conflicto que lo escinde. Cuando el narrador es indígena, aún se marcan más las tareas de un negociado que asume rasgos impuestos y modalidades peninsulares, a modo de arancel obligado para perseverar en la propia marginalidad constitutiva.

Por lo tanto, toda esta casuística de lo periférico exige un análisis contrastivo que trace las diferencias con que un factor, hecho, situación, objeto, realidad o praxis es retratado, no para reducirlas a un común denominador, sino para trazar los itinerarios de la historia, la diversidad de sus enfoques hasta conformar un panorama tan abierto como dialéctico de la realidad indiana. Lejos de las derivas geoideológicas a las que se ha visto arrojada, el proyecto pretende devolver la voz “periferia” a su primer empleo semiótico, describiendo todos los matices de lo fronterizo con que esa condición marginal se ejerce, en la certeza de que los bordes del archivo ayudan a una comprensión más integral de la escritura de los virreinatos de Indias.